Un Amor Casi Perfecto

Elisa Sacristán Utrilla, nació en Chércoles (Soria) el 12 de enero de 1923, en el seno de una familia ferroviaria que le llevó a vivir en diferentes pueblos y conocer a diversidad de gentes y costumbres. Las circunstancias hicieron que desde niña le tocara cuidar de sus hermanos pequeños y a la hora de irse a la cama, tomó el papel de narradora de cuentos mucho antes que cualquier niño, dejando volar su imaginación para que los sueños de sus hermanos volaran con ella. Más tarde fueron los sueños de sus hijas, de sus nietos. Ahora Elisa quiere compartir ese despliegue de fantasías ...

Juan lleva años trabajando en la caza de engendros, seres que para la sociedad son leyendas. Miembro de una organización secreta de nombre La Hacienda, su tarea es impedir que la existencia de esas criaturas salga a luz. Sus habilidades como conspirador, nombre que reciben los cazadores como él, sobrepasará los límites permitidos en una guerra contra lobizones, brujas y seres fantásticos para proteger a la humanidad de su extinción.

Este cuento fue creado para explicar a los niños qué es este coronavirus que nos ha cerrado en la casa durante todo este tiempo con un tono tranquilizador para una resolución positiva de la pandemia a través de una historia simple para niños. La narración tiene lugar en una casa poco común con niños que toman el asunto en sus propias manos para encontrar una solución simple y efectiva para el bien de todos, que los adultos no solo no ven.

Durmiendo con su rival. Parecía que con Flint Kingman, Gina Barone había encontrado la horma de su zapato en el trabajo... y en el dormitorio. Y, además de tener que trabajar con el hombre al que había contratado su familia contra sus deseos, se vio obligada a fingir estar teniendo una aventura con él para que la prensa no hablara del escándalo del negocio familiar.Gina no tardó mucho en sumergirse en el mundo de fantasía de Flint... y allí la reina de hielo se dejó derretir por el calor de su adversario...Una belleza inalcanzable. La enfermera Rita Barone se sabía de memoria el...