POBREZA: ¡HOUSTON, SÍ, TIENES PROBLEMAS!
Sinopsis del Libro
No es difícil darse cuenta del doble estándar con el que muchos países defienden las formas cuestionables de operar y de explotar los recursos de los países en vías de desarrollo por sus mismas empresas, las corporaciones que sostienen los sectores estratégicos de sus países. Es normal, vivimos en un mundo en el que el mayor poder lo tienen el sector financiero y no precisamente el sector político pero, incluso los accionarios de esas grandes corporaciones tendrían algo de vergüenza ajena si supieran y conocieran las repercusiones reales de sus malas decisiones. El continente africano está sometido a los caprichos de las corporaciones internacionales que no tiemblan en actuar con total irresponsabilidad cuando podrían ser más responsables, sobre todo, teniendo en cuenta lo fácil que les resulta engañar a naciones enteras. El mejor ejemplo que países como Francia, Estados Unidos o la Unión Europea pueden dar en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado es exigir responsabilidades a las corporaciones que crean pobreza en África evitando hacer las cosas bien lo que a las mejores prácticas y la lucha contra la corrupción y el blanqueo de dinero se refiere, que es también elemento esencial en la lucha contra el terrorismo y la opresión de los pueblos. Si los accionistas de las petroleras que trabajan en países como Guinea Ecuatorial superan que la diferencia entre el salario de un empleado nacional y uno americano, haciendo el mismo trabajo, tiene una diferencia salarial de hasta el 300% quizá entenderían que eso se llama Discriminación, aunque también ayuda que en el país las plataformas y colectivos de defensa de los derechos de los trabajadores y de los consumidores brillen por su ausencia. Ni la burocracia ni la jerga corporativa habitual pueden hacer que parezca bien lo que está mal, y cuando un país muy rico sigue en la pobreza, y su población sigue en su gran mayoría en el desempleo total mientras las empresas americanas se llevan el 93% del total de la producción petrolera y sus ingresos, uno no puede sino preguntarse, ¿y donde esta esa llamada justicia internacional? ¿Es que no hay otras empresas en América o en el mundo que sepan crear prosperidad y abundancia a largo plazo para un país de menos de dos millones de habitantes? Como en los años ochenta y noventa en el caso de Nigeria, en mi país, Guinea Ecuatorial, el guineano solo conoce de la supuesta riqueza de su país de oídas, pues su realidad, - nuestra realidad – es muy dura, tan dura que no nos hace ninguna gracia que nuestro país se vea retenido a un estado de subdesarrollo por la irresponsabilidad corporativa de empresas que actúan con irresponsabilidad y no lo ocultan. Por eso, la corrupción es de responsabilidad compartida, sobre todo para el Corruptor. Gracias por leer estas líneas. Javier Clemente Engonga, 27.07.2021
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