Un reportero en la montaña mágica
Los encuentros del Foro Económico Mundial en la diminuta población suiza que inspiró a Thomas Mann son la constatación de los males endémicos del sistema que nos gobierna. O al menos de sus incongruencias. Un ágora en la que el cinismo se viste de filantropía y el pensamiento único de debate abierto. Un lugar en el que Bono y Clinton se erigen en profetas, las estrellas del periodismo olvidan su compromiso con el público y los académicos aleccionan al personal sobre los beneficios del sistema capitalista y los males del intervencionismo ante banqueros y empresarios venidos de todo...