John Dewey, nacido el 20 de octubre de 1859 en Burlington, Vermont, fue un filósofo, psicólogo y educador estadounidense, conocido por ser uno de los principales proponentes del pragmatismo y la educación progresiva. Su obra y pensamiento han influido profundamente en la filosofía de la educación moderna, así como en el desarrollo de métodos pedagógicos centrados en el estudiante.
Dewey se graduó de la Universidad de Vermont en 1879 y posteriormente obtuvo su doctorado en filosofía en la Universidad Johns Hopkins en 1884. Durante su formación académica, se interesó en el idealismo y la psicología, pero con el tiempo, desarrolló su propio enfoque filosófico que integraba la experiencia y la acción en el proceso de aprendizaje. Su primera obra importante, Psychology (1887), estableció las bases para su visión sobre la educación y la experiencia.
A lo largo de su carrera, Dewey fue un firme defensor de la idea de que la educación debía ser un proceso activo y relevante para los estudiantes. En su obra más influyente, Democracy and Education (1916), argumenta que la educación debe ser un medio para promover la democracia y la participación activa en la sociedad. En este trabajo, destaca la importancia de la experiencia en el aprendizaje, afirmando que “la educación no es preparación para la vida futura; es la vida misma”.
En su búsqueda por aplicar sus ideas, Dewey participó en el movimiento de la escuela progresista, que promovía un enfoque educativo más flexible y centrado en el niño. Creía que los estudiantes deben tener la oportunidad de explorar y experimentar, lo que les permitiría desarrollar habilidades críticas y creativas. Además, defendió que la educación debería ser un proceso colaborativo en el que los estudiantes trabajen juntos, fomentando un sentido de comunidad y responsabilidad social.
A lo largo de su vida, Dewey también se involucró en una variedad de causas sociales y políticas. Fue un defensor del sufragio femenino, la temperancia y los derechos laborales, lo que refleja su creencia en la necesidad de una educación que fomente la justicia social. Su compromiso con la democracia no solo se limitaba al ámbito educativo, sino que también abarcaba su visión de una sociedad más justa y equitativa.
Dewey fue un prolífico escritor, produciendo numerosos libros, artículos y ensayos. Algunas de sus obras más destacadas incluyen The Public and Its Problems (1927), donde examina la relación entre la sociedad y la política, y Experience and Nature (1925), donde explora la conexión entre la experiencia humana y el mundo natural. Su estilo de escritura, claro y accesible, permitió que sus ideas alcanzaran a un público amplio, convirtiéndolo en una figura influyente tanto en la academia como en la sociedad.
John Dewey también fue un destacado académico, ocupando cátedras en instituciones renomadas como la Universidad de Michigan y la Universidad de Columbia. En 1894, fundó el Laboratorio Escuela en la Universidad de Chicago, que se convirtió en un modelo para las prácticas educativas progresistas. Su trabajo en este laboratorio facilitó la investigación sobre métodos de enseñanza y aprendizaje, influyendo en muchos educadores de su tiempo y posteriores.
Su legado perdura hasta hoy, con sus ideas sobre la educación y la democracia siendo fundamentales en los debates contemporáneos sobre la enseñanza y el aprendizaje. La influencia de John Dewey se puede ver en diversas áreas, desde la pedagogía hasta la filosofía política, mostrando la relevancia de sus pensamientos en un mundo en constante cambio.
Falleció el 1 de junio de 1952 en Nueva York, pero su pensamiento y contribuciones continúan resonando en la educación y la filosofía moderna. Dewey dejó una marca indeleble en la manera en que concebimos la educación y su papel en la sociedad, abogando siempre por un enfoque activo y participativo que fomente el pensamiento crítico y la responsabilidad social en las nuevas generaciones.