George Edward Moore (1873-1958) fue un filósofo británico considerado uno de los fundadores del análisis filosófico contemporáneo y una figura central en la tradición del realismo en la filosofía. Su obra ha influido profundamente en la filosofía del siglo XX, especialmente en áreas como la ética, la epistemología y la metafísica.
Nacido el 4 de noviembre de 1873 en una familia acomodada en Upper Norwood, en el sur de Londres, Moore fue educado en el St. Paul's School y más tarde en el Trinity College de Cambridge. Durante sus años de estudio, se vio influenciado por la filosofía de figuras como G. E. Moore y Bertrand Russell. A lo largo de su carrera académica, Moore mostró un extraordinario talento en el análisis crítico y la argumentación rigurosa.
Una de las contribuciones más destacadas de Moore a la filosofía fue su defensa del realismo, que contrasta con el idealismo predominante en su época. En su ensayo titulado "Defence of Common Sense", Moore argumentó que nuestras percepciones comunes del mundo son fiables y que la realidad existe independientemente de nuestras creencias o percepciones sobre ella. Este enfoque desafió a los pensadores idealistas contemporáneos y sentó las bases para el desarrollo de la filosofía analítica.
Moore también es conocido por su crítica al escepticismo en su famoso argumento del "escepticismo". En este argumento, Moore sostiene que podemos demostrar que el mundo externo existe al señalar que nuestras manos, por ejemplo, son cosas que podemos ver y tocar. Este punto de vista se plasmó en su famosa afirmación "aquí hay una mano", donde se utiliza la evidencia sensorial como una forma de refutar el escepticismo radical.
En el ámbito de la ética, Moore es reconocido por su formulación del principio de lo bueno en su obra "Principia Ethica" (1903). En este texto, introduce el concepto del naturalismo ético, argumentando que el bien no puede ser reducido a propiedades naturales como el placer o la felicidad. En lugar de eso, propone que el "bien" es un atributo no natural que debe ser entendido como un concepto intuitivamente accesible. Esta concepción ha desencadenado un amplio debate sobre la naturaleza del bien y la moralidad en la filosofía contemporánea.
Moore fue profesor de filosofía en el Hertford College de Oxford, donde formó a muchos filósofos influyentes que lo seguirían en el camino del análisis filosófico. Entre sus más destacados estudiantes se encuentran Isaiah Berlin y J. L. Austin, quienes continuaron desarrollando y expandiendo sus ideas.
A pesar de su notable influencia, George Edward Moore se caracterizó por su personalidad modesta y su aparente desapego hacia la fama académica. No obstante, dejó un legado duradero que continúa resonando en la filosofía contemporánea. Su enfoque crítico y su compromiso con la claridad y la precisión en el pensamiento filosófico han inspirado a generaciones de filósofos en sus investigaciones sobre la naturaleza de la realidad, la ética y el conocimiento.
Falleció el 22 de octubre de 1958 en una residencia de ancianos en Cambridge, dejando tras de sí una vasta obra que sigue siendo objeto de estudio y admiración en la filosofía. Las contribuciones de Moore han sido fundamentales para el desarrollo de la filosofía moderna, y su influencia es evidente en las discusiones contemporáneas sobre la epistemología y la ética.