Cuentos de El Puerto / Tales of The Port

Con la precisión morbosa de un anatomista, Luis Panini husmea entre los fragmentos de lo cotidiano. Cada disección es la pieza de un organismo que se amplifica y deforma, como bajo el lente de un microscopio que nos repugna y a la vez nos fascina. "Función de repulsa" dispone, sobre sus escenarios, un montaje de piezas narrativas que dialogan, reescriben y manipulan fotografías, vídeos, imágenes, objetos, junto con las obsesiones y pequeñas catástrofes de nuestras sociedades. Un señor con un tumor en el cerebro mira su nuevo sombrero en el espejo de una tienda, una bebé es devorada...

Chicas sirenas que matchean en OkCupid; el deseo traspasándose desde un hermano accidentado a su hermana, sana y poseída; el amplio espectro de posibilidades que implica la amistad y sus roces y siempre ahí, entre medio, el cuerpo. Cuerpos en las exploraciones de sus posibilidades, de lo que es propio y se desconoce, de lo que es ajeno y se descubre. Cuerpos que actúan y se enredan en la confusión de lo real con lo representado. Cuerpos enfermos, alterados, simbióticos, mutantes, híbridos, cyborgs, caníbales. Cuerpos que se pierden o que se encuentran y, en la ilusión de la unión...

Segundo de la serie. Sergei Antonovich, multimillonario ruso, era famoso por estar rodeado permanentemente de supermodelos y aspirantes a actrices; pero ninguna de ellas era adecuada para convertirla en su esposa. ¿Podría cumplir el mayor deseo de su abuela y ofrecerle un nieto?¿Por qué no tratar todo el asunto como si fuera un negocio? Sin emoción alguna; sólo con un contrato de conveniencia que le asegurara lo que quería: una esposa con la que acostarse, de la que disfrutar y a quien dejar embarazada para después... abandonarla.

Me inspir� en esta aventura al mirar como Ad�n (Jaime) uno de nuestros hermanos se desvelaba cuidando a nuestro hermano Pancho. C�mo llorando me llam� por tel�fono en la noche que le informaron del accidente en que un caballo le ocasion� casi la muerte a nuestro hermano. 11/11/11 fecha catastr�fica, para variar puros palitos. Regresando al pasado, nuestra madre dec�a, comentaba que Ad�n (Jaime) estaba tan flaquito por compartir su porci�n de comida con nuestro hermano Pancho; No era casualidad, pude palpar que el cari�o que siente por nuestro hermano es �nico, en �l...