Cuando La Enfermedad Llega a la Almohada de Al Lado.
La veo salir en mi dirección, me acerco a ella mientras la miro a los ojos, rodeo mis brazos por su cadera mientras la beso sediento del sabor de sus dulces besos, para luego alejar mi rostro del suyo unos centímetros para decirle mientras la observo: "No tengo nada que ofrecerte, más que el trabajo de mis manos con las cuales también te acaricio". Hoy recuerdo muy bien mi promesa mas tangible en mis actos hasta el día de hoy, ahora que la veo desnuda en el baño tan frágil y delicada mientras mojo su cuerpo, mis manos que han trabajado por ella dibujan las delicadas curvas de su piel...