"Los libros pueden tener su origen en los más variados sentimientos. Se escriben libros al calor de un entusiasmo o por un sentimiento de gratitud, pero también la exasperación, la cólera y el despecho puede, a su vez, encender la pasión intelectual. En ocasiones, es la curiosidad quien da el impulso, la voluptuosidad psicológica de explicarse a sí mismo, escribiendo, unas figuras humanas o unos acontecimientos; Pero otras veces ‐demasiadas ‐ impelen a la producción motivos de índole más delicada, como la vanidad, el afán de lucro, la complacencia en sí mismo. En rigor, el que ...