Tomás de Iriarte (1750-1791) fue un destacado poeta, fabulista y dramaturgo español, conocido por su gran habilidad en el uso del verso y su capacidad para transmitir enseñanzas a través de la fábula. Nació en la ciudad de Tenerife, en las Islas Canarias, en el seno de una familia de la nobleza local. Desde muy joven, Iriarte mostró inclinaciones artísticas y literarias, que lo llevaron a trasladarse a la península para continuar su educación.
En su juventud, Iriarte estudió en la Universidad de La Laguna y, posteriormente, se mudó a Madrid para adentrarse en el círculo literario de la capital española. Su vida en Madrid le permitió relacionarse con importantes figuras de la literatura y la cultura de la época, lo que influyó en su desarrollo como escritor. A lo largo de su carrera, Iriarte se dedicó a la creación de obras que abarcaban desde la poesía hasta el teatro, pero su legado más perdurable se encuentra en sus fábulas.
Las fábulas de Iriarte son reconocidas por su estructura precisa y su capacidad para ofrecer lecciones morales de manera entretenida. Publicó una colección titulada Fábulas literarias en 1782, donde se pueden encontrar relatos que reflejan tanto la vida cotidiana como las costumbres de la sociedad española del siglo XVIII. Estas fábulas se caracterizan por su ingenio y agudeza, y muchas de ellas se inspiran en las fábulas de autores clásicos como Esopo y La Fontaine. A través de sus fábulas, Iriarte logró comunicar verdades universales, convirtiéndose en un referente importante de este género literario.
- Temática y estilo: Las fábulas de Iriarte combinan la crítica social con la sátira, y en sus relatos aparecen tanto animales como personajes humanos, lo que permite una reflexión profunda sobre la condición humana.
- Otras obras destacadas: Además de sus fábulas, Iriarte escribió comedias y obras dramáticas, destacándose en el ámbito teatral. Algunas de sus obras incluyen El burgués patán y El nuevo mundo.
A pesar de lograr un reconocimiento considerable durante su vida, la figura de Tomás de Iriarte fue eclipsada con el tiempo por otros escritores contemporáneos. Sin embargo, su influencia se ha mantenido a través de los años, especialmente en el ámbito de la enseñanza de la literatura en las escuelas, donde sus fábulas son frecuentemente utilizadas como herramientas educativas.
Iriarte falleció en 1791 en Madrid, dejando un legado que perdura en la literatura española. Su obra ha sido objeto de estudio no solo por su contenido, sino también por su forma y estilo, que combinan la tradición clásica con la innovación de su propia voz. En la actualidad, su importancia es reconocida y se le recuerda como uno de los principales fabulistas de la literatura española, cuyas fábulas aún resuenan en la conscience cultural.
En resumen, la vida y obra de Tomás de Iriarte son un testimonio de la riqueza del siglo XVIII en España y de la relevancia de la fábula como un vehículo para la reflexión y la crítica social. Su habilidad para contar historias y transmitir lecciones morales a través de su ingenio sigue siendo admirada y estudiada por nuevas generaciones de lectores y escritores.