Desamparo

La vida se me antoja una incierta travesía por una mar, no siempre en calma, hacia un destino ignorado, por más que uno se empeñe en convencerse que, al final del viaje, arribará a esa playa idílica, que se fue forjando a golpe de esperanza. Tal vez eso la convierte en el más arquetípico producto de la subjetividad que el ser humano enarbola, casi a la desesperada, por no claudicar ante la auténtica objetividad…, lo desconocido del destino de la existencia. Como diría Sócrates, —“sólo sé, que no sé nada”. De modo que ¿para qué darle más vueltas? Permítaseme por eso,...