Para Vladimir Nabokov fueron las mariposas. Para John Cage, las setas. Para Sylvia Plath, las abejas. Son muchas las personas creativas que han encontrado en la naturaleza esa pasión que puede nutrirnos y repararnos de nuestro día a día. Un invierno, Kyo Maclear se sintió perdida. Poco antes, su padre había enfermado. Ella ya no se veía capaz de escribir, y el trabajo no aportaba sentido a su vida. Pero entonces conoció a un músico apasionado por los pájaros que le demostró cómo, a través de la observación de las aves, podía conseguir que sus preocupaciones se desvanecieran. Kyo ...