El mal del ímpetu
Escrito en 1838, en El mal del ímpetu afloran algunos de los motivos que caracterizan la singular obra de Goncharov, como el eterno dilema entre actividad y apatía en el que se debaten sus personajes. Tal es el caso de los distinguidos Zúrov, que disfrutan en sus salones de las veladas invernales junto a sus invitados pero que se transforman inquietantemente con la llegada de la primavera. Una fuerza irresistible los expulsa de la ciudad, los empuja a saltar, correr y nadar, a abrirse paso entre matorrales, a trepara los árboles más altos. Todos, desde la abuela ya octogenaria hasta el...