Pacioli y Aurora
Por el pasillo del corredor, ubicado en el primer piso interior del palacio de Milán, apareció la figura de Leonardo Da Vinci. Su cabello alborotado, hacía juego con sus barbas entreverando un color entre lo rubio y blanco. Conforme se aproximaba Luca Pacioli, el fraile se enfrentó a un rostro de expresión fuerte; frente despejada, cejas pobladas, ojos negros escrutadores, nariz alargada, próxima al rictus de su boca, mostrando seriedad y entereza. Pacioli, pensó: -He aquí, la firmeza del pensamiento humano. Leonardo, miró a Luca de arriba abajo. El fraile se había bajado la capucha ...