Salud, sexo y electricidad. Los inicios de la publicidad de masas
En el mes de septiembre de 1902, la prensa madrileña exponía por primera vez en su página de publicidad un anuncio del vigorizador eléctrico de la compañía McLaughlin. No era un anuncio más. Destacaba por su tamaño, pues ocupaba un cuarto de página; destacaba por su dibujo, donde un coloso derrotaba a un león; y destacaba por presentar el remedio para recuperar la salud y la energía. La gran novedad es que el mismo anuncio se estaba reproduciendo en toda Europa, América y Australia. Llegaba así, de la mano de un aparato aparentemente eléctrico y teóricamente eficaz, la...